Mbappé, magia y perseverancia

Al Wakrah (Catar), 22 nov (EFE).- Fue el más ovacionado cuando su nombre sonó por megafonía y nadie despertó más murmullos que él cuando atrapaba la pelota en la banda, pero no fue una noche de vino y rosas para Kylian Mbappé, que tuvo que pasar de la brillantez de un taconazo a la perseverancia para poder marcharse del debut mundialista como lo hizo hace cuatro años, con un gol debajo del brazo.

EFE/EPA/Friedemann Vogel
photo_camera EFE/EPA/Friedemann Vogel

Al Wakrah (Catar), 22 nov (EFE).- Fue el más ovacionado cuando su nombre sonó por megafonía y nadie despertó más murmullos que él cuando atrapaba la pelota en la banda, pero no fue una noche de vino y rosas para Kylian Mbappé, que tuvo que pasar de la brillantez de un taconazo a la perseverancia para poder marcharse del debut mundialista como lo hizo hace cuatro años, con un gol debajo del brazo.

Mbappé, en su vuelta al torneo que le coronó en 2018, dejó un brillante taconazo para conducir el 2-1 de Francia y sentenció el partido con un cabezazo símbolo de su perseverancia. No fue su mejor partido, pero no le hizo falta brillar en exceso para dejar huella.

El parisino, consciente de que el Mundial es un escaparate sin igual, se convirtió en el imán de la pelota en la banda izquierda, donde forzaba una y otra vez a Nathaniel Atkinson, lateral del Hearts, que poco acostumbrado está a lidiar con estas fuerzas de la naturaleza en la liga escocesa.

Tenía facilidad Mbappé para desbordarlo, pero el gol de Australia enfrió sus ánimos. Un jarro de agua fría que no puso nervioso al francés. Tras presenciar el empate de Adrien Rabiot, llegó uno de sus pocos momentos de genialidad del encuentro.

Rabiot, a base de presionar a Atkinson, le robó la cartera. El balón suelto llegó a dominios de Mbappé, que vio la carrera interior del centrocampista y le puso un taconazo de seda para que éste penetrase y sirviera el gol 50 de la carrera de Olivier Giroud.

Olía a que Mbappé podía sacar la apisonadora. El partido se iba a abrir y al parisino se le veía cómodo en este escenario. Pero comenzó a errar. A centrar al vacío, a estrellar hasta cinco disparos sin ver puerta y, sobre todo, a fallar una ocasión clarísima, a pase de Griezmann, en boca de gol.

No era su noche, hasta que llegó el 'click'. Un centro de Ousmane Dembelé que Mbappé, con una de sus características más desconocidas, mandó a la red con un cabezazo. La pelota tocó en el palo y besó la red. Quinto gol de Mbappé en los Mundiales, lo que le coloca como el segundo más joven en llegar a esa cifra antes de los 24 años, solo por detrás de Pelé, que logró siete dianas.

Para coronar su noche, Mbappé se permitió una última cabalgada para servir el cuarto gol de Francia a Olivier Giroud, que además igualó a Thierry Henry como máximo goleador de los 'Bleus'.

La afición francesa, numerosa en Al Wakrah, le dedicó unos cánticos de "Kylian, Kylian" y todos se fueron contentos, especialmente un Mbappé que a base de perseverancia enderezó un partido irregular.

Manuel Sánchez Gómez